Una vez que construyes un muro, ya no hay quien lo haga parar, los obreros son incansables, y tú para que trabajen mejor les atizas con un látigo. Quieres que sea el muro más grande del mundo, el más duro. Lo quieres para defenderte de las llamadas "cosas malas"... lo realmente duro viene cuando te das cuenta que tú misma estas sola con las "cosas malas", estas tu sola y tu enorme muro que te aleja de las "cosas buenas"... Estabas completamente equivocada, las cosas malas están en tu parte del muro, y las buenas están al otro lado, inalcanzables.
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